Todos enfrentamos semanas en las que el tiempo parece desaparecer. Entre el trabajo, los compromisos familiares y las obligaciones sociales, mantener una rutina de entrenamiento puede parecer imposible. Sin embargo, con una buena planificación, es posible adaptarte y seguir progresando como corredor.
1. Analiza tu semana
Antes de ajustarte, analiza tu disponibilidad real. ¿Cuántos días y qué cantidad de tiempo puedes dedicar? Esto te ayudará a identificar los momentos clave para entrenar.
Tip: Usa herramientas como Google Calendar o aplicaciones de planificación específicas para corredores.
2. Prioriza entrenamientos clave
Si tienes poco tiempo, enfócate en los entrenamientos que generan mayor impacto. Por ejemplo:
- Sesiones de intervalos para mejorar velocidad.
- Rodajes largos para trabajar tu resistencia.
Recuerda: Está bien eliminar entrenamientos secundarios como carreras fáciles si el tiempo no lo permite.
3. Incorpora entrenamientos cortos y efectivos
Si solo tienes 20-30 minutos, puedes hacer sesiones de alta intensidad (HIIT) o entrenamientos de fuerza orientados a corredores.
Ejemplo:
- 5 minutos de calentamiento.
- 15 minutos de intervalos rápidos (1 minuto a alta intensidad + 1 minuto de trote suave).
- 5 minutos de estiramientos.
4. Aprovecha el tiempo “oculto”
- Corre al trabajo o combina tu desplazamiento diario con tus entrenamientos.
- Usa el tiempo de espera (ej. mientras esperas a tus hijos en actividades) para ejercicios de movilidad o fuerza.
5. Mantén la flexibilidad mental
Recuerda que cualquier entrenamiento, aunque sea corto, es mejor que ninguno. La constancia, aunque mínima, es lo que crea resultados a largo plazo.
Ajustar tu plan de entrenamiento no significa renunciar a tus metas. Con organización, priorización y la mentalidad correcta, incluso las semanas más ocupadas pueden incluir sesiones que te mantengan en el camino hacia el éxito.